A LA ATENCIÓN DE ECONOMISTAS Y POLITICOS
El BCE es el aparato de defensa que mantiene la barrera de contención que separa a los poderosos de las masas que venden su fuerza a cambio de su trabajo. No es, pues un rayo vengador enemigo de los poderosos. En su reciente informe anual publicado se evidencia que los salarios no son el origen de la inflación como se viene argumentado como justificación para implantar controles de salarios o instrumentos para frenarla. .Históricamente gran parte de expertos, profesores, economistas de organismos oficiales e incluso premios Nobel de economía han mantenido ese criterio de la causa de la inflación como un dogma y así se ha considerado en las facultades de Económicas. Según el BCE en los últimos años se constata que los beneficios han pasado de suponer la tercera parte del precio, a la mitad. Es decir, los beneficios son el factor que provoca la inflación, no los salarios. Realmente éstos son la retribución al esfuerzo de los trabajadores para producir bienes para los empresarios que los venden con un elevado beneficio. Lo que supone la ruptura de una ley económica tan evidente como la de la gravedad en la física. Es un cambio radical del paradigma que explica que beneficia al empresario como se puede comprobar en los balances empresariales. La inflación perjudica a los trabajadores que tienen que soportar los controles salariales o despidos de los excedentes para que los empresarios inviertan. La conclusión del BCE no es sólo una opinión, sino que algunos economistas iconoclastas, politizados y provocadores ya han demostrado que la inflación beneficiaba a los poderosos . Por otra parte los incrementos de salarios acompañados de aumentos de la productividad es el fundamento de las políticas de rentas que dinamizan la demanda interna y la actividad empresarial, por tanto los salarios no inciden negativamente en la economía.
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