LA CASQUERIA JUDICIAL.
Es bochornoso e inhumano que se produzcan espectáculos como el Caso Customero que se está difundiendo en un juzgado e Bilbao para solaz de la plebe. Produce tristeza que en un juzgado se esté exhibiendo con todo lujo de detalles la inhumanidad con la que se está tratando la tragedia de una niña a la que unos funcionarios de las instituciones sociales de la DFB separaron por la fuerza de vivir con su madre y todo ello ante un tribunal , como si se tratara de un ser exótico y carente de sentimientos ni considerar que es una niña que sólo necesita la protección y presencia de su madre. Aunque lo ordenen todos los jueces y fiscales del mundo. Algo tiene que estar funcionando mal, aunque no merece la pena hacer un relato en el que se pongan en evidencia todas la miserias que están concurriendo en esa casquería humana en la que los jueces y la justicia estén manipulando a la protagonista, una niña inocente. Es un escándalo que sólo sirve para alimentar el morbo de una sociedad hábida por manipular los instintos más bajos del ser humano. En las sociedades modernas y civilizadas existe una legislación rigurosa cuya primera premisa es la protección del menor de toda manipulación de su inocencia, sin embargo en todo el proceso del juicio los jueces y fiscales se han ensañado con la niña poniendo en duda la sinceridad de sus sentimientos que ha reiterado su deseo de convivir con su madre y no con su padre al que acusa de agredirle. Es indignante que las leyes, sus intérpretes y expertos/as sociales se atribuyan el derecho a imponerse sobre los sentimientos de la madre e hija y pongan en duda su sinceridad. Sería la oportunidad de una sentencia ejemplar que proteja los derechos de la niña que es el eslabón débil de la cadena a lo largo del proceso injusto e inhumano que está soportando junto a su madre.
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