EL SAPO COTIDIANO DE LOS
DIRECTIVOS DE MEDIOS
Ser actualmente directivo de
un medio de comunicación es una aventura sólo apta para kamikaces o por quie3nes
ignoran que
moral y ética son palabras que vienen en el diccionario de la RAE. Toda
alabanza que reciban siempre será poca y merecida. Su primer ejercicio diario
es seleccionar argumentos para defender las políticas del gobierno que supongan
incrementos de impuestos y reducción de servicios públicos dirigidas a la población y aceptándolas convencidos de que mejorarán su calidad de vida. A continuación tienen que
aleccionar a sus periodistas más agresivos
para que diseñen el castillo fantástico del plan de ataque ideológico y publicitario
de las medidas decididas en las alcantarillas de los servicios secretos,
policiales e intelectuales que dependen
del Presupuesto para domar al
independentismo catalán. El director del medio
debe ser muy cuidadoso porque ya
no es posible manipular a la población como en tiempos del Caudillo, y no porque la gente ya no sea dócil, es que los malditos medios sociales
de comunicación son una avalancha que
arrastra de inmediato cualquier rumor
poco elaborado y manipulado convenientemente y provoque efectos no deseados. Para darle
contenido cuenta con el Consejo de Redacción que analiza todas las posibles alternativas. Sobre todo, que la
redacción del rumor esté bien razonada, pues existe el riego de que lectores y
televidentes nacionales sientan que son
tratados como deficientes mentales dada la escasa calidad de redacción del
montaje informativo al que se le da el tono de “noticia”. Más importante aun es
la prensa internacional, pues ha
descubierto un filón informativo sorprendente por la “alta y objetiva calidad” de la información
de este estado “democrático” miembro de la UE. Además es fuente inagotable de “basura” para humoristas que editan tiras cómicas. Sin que falten los que muestran solidaridad con el pueblo llano español porque
ha perdido su capacidad crítica votando masivamente al partido en el poder
actualmente y cuyo presidente ha tenido que declarar ante un tribunal acusado de corrupción. Realmente digerir el
sapo inicialmente es vomitivo, pero si de adoba adecuadamente con buenos
sueldos, participación en los círculos restringidos del poder y complementados con fondos reservados para asegurar su
continuidad, todo ello constituye una experiencia
que tiene poco de periodismo, pero, como dice el cínico: “alguien lo tendrá que
hacer”
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