“BILBAINADAS”
Las “bilbainadas” las hacen los bilbainos. Parece una
tautología, pero se ha convertido en una expresión que equivale
a “farolada” y que se ha
popularizado. Los bilbainos (sin acento
en la i), fue inicialmente una casta de “señoritos de Bilbao” que se
distinguían porque intencionadamente se expresaban en un mal castellano. Decían: “sabría”, en lugar
de “supe” o frases que eran traducción literal del euskara, como: “llamar no me
hagas” o “a casa ir ya sabes?”. Le daban un
tono chirene, aunque muchos eran universitarios y dominaban otros idiomas.. Su indumentaria era el
pantalón milrayas, camisa blanca y alpargatas de cáñamo. Tomaban el vermuth en El
Bulevar, Lion d´Or, Florida o Monterrey. Remarcar que se sentían bilbainos,
pero no vascos: liberalotes, les llamaban. Del Athetic a muerte. Veraneaban en Algorta, más exactamente
en el Puerto Viejo. Asistían a conferencias en El Sitio para escuchar a
intelectuales vascos que alardeaban de ignorar el euskara. Socios de la ABAO porque la ópera daba cachet, aunque se durmieran por no la entenderla. Defensores acérrimos de la
fiesta nacional de los toros. De familias de raigambre, vivían a cuerpo de rey, aprovechando los beneficios que proveía
Madrid. Admiraban a escritores vascos reconocidos, como Unamuno, Baroja y otros
que se declaraban españoles, aunque con sus ocho apellidos vascos. Hay otro
tipo de bilbainadas, sinónimo de despilfarro, como la construcción de la
Supersur, obra faraónica que costó mil
millones y sin tráfico. Bilbainada es San Mamés Berria, que supuso el derribo del
antiguo San Mamés, como referente para la
ciudad con el arco de la tribuna central. Estos renegados opinaban que se debe
conservar el euskara como una reliquia, pero sin modernismos, pues, según ellos, se trata de
que sea un referente mundial para
protagonismo de los bilbainos. Su consejo a los que lo
estudian: “aprender inglés y alemán en lugar del vasco (sic), pues es un idioma arcaico, hablado sólo por aldeanos para dirigirse a los
animales. Así se la cura el nacionalismo”. Es su sentido proverbial de la
eficacia y la productividad, pues no en vano muchos de ellos han estudiado en la escuela de ingenieros y en
la Comercial de Deusto, iconos del bilbainismo.
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