EL CORPORATIVISMO ESPAÑOL
Una de las principales causas del retraso secular en todos
los órdenes son los corporativismos de
los grupos de presión. Cada colegio profesional la ejerce sin límites en
defensa de sus privilegios, sean o no legítimos. Abogados, médicos, ingenieros,
todos procuran arrimar el ascua a su sardina y en su defensa suelen defender lo
indefendible. Qué decir de la policía. Los detenidos se arrojan por las ventanas
de las comisarías porque, argumentan desde
sus agrupaciones sindicales, que los terroristas tienen instrucciones de sus
jefes de autolesionarse para desacreditarles. Cuando se produce algún hecho
irreversible los argumentos para autojustificarse rayan en el esperpento y la
población formada y con criterio ha
dejado hace mucho tiempo de otorgarles credibilidad. Los jueces defienden a sus colegas
de profesión ante delitos flagrantes a base de retorcer la
interpretación de las leyes y en último
extremo presionan el gobierno para que les indulten. Pero es el corporativismo de la clase periodista el
que llega a límites sobre el que necesitarían
a hacer una reflexión profunda habida
cuenta del desprestigio que acumulan y son considerados los de menor credibilidad del
mundo civilizado. A su corporativismo se añade la ignorancia y osadía fruto de la falta del sentido del ridículo. El
periodismo tiene suma trascendencia porque trafican impunemente con la fama y
el prestigio de las personas a las que
se les persigue sin descanso aduciendo
que es su profesión y que contribuyen a sanear la vida pública. No es
prioritario que sea verdad lo que publican, lo importante es que cause
sensación. Además, saben que sus fechorías quedan impunes, pues si bien los
perjudicados tienen derecho a acudir a
los tribunales, el efecto es irreversible. Por otra parte, los jueces se toman
su tiempo para – afirman- garantizar el derecho a la presunción de inocencia hasta ser
sentenciado. Fórmula que exime al periodista de responsabilidades reales. Los
jueces prefieren no interferir en los periodistas por la cuenta que les tiene,
pues saben que ante una sentencia en contra de los periodistas se van
a revolver y pueden arruinarles la
carrera. Porque España no es un estado
de derecho como proclaman los “patriotas” que se dedican a violarlo; es sólo un país de leyes farragosas,
contradictorias y que sirven para declarar inocentes a quienes la sociedad
considera culpables.
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