lunes, 29 de abril de 2013

HOMENAJE A PABLO BERASALUZE



HOMENAJE A PABLO BERASALUZE.

Más allá del espectáculo grandioso de ver la final del campeonato de pelota por parejas, que constituye una muestra genuina del carácter recio y competitivo de este pueblo,  siempre noble y respetuoso con el adversario. En el  momento en el que se ve por televisión cómo Berasaluze se derrumba al ir a levantar una pelota, y en el suelo cómo se retorcía de dolor y la sensación de angustia que se produjo entre los espectadores, la inmediata atención de los otros pelotaris del encuentro, todo ello mostraba una emoción que iba más allá de lo que es el deporte. El público que llenaba el frontón Bizkaia se quedó como paralizado por saber la gravedad de la lesión, aunque fue general la sensación pesimista desde el primer momento. Las cámaras de la televisión enfocaban al público, a los pelotaris que estaban expectantes: querían dar imágenes que mostraran las reacciones humanas. Una de las cámaras mostró con insistencia a una joven; el locutor dijo que era la compañera de Pablito. Nunca he tenido a la vista una imagen tan extraña: diría que en ella había una mezcla de dolor, de amor, de resignación, de rebeldía, de desánimo por no saber qué hacer. Me vino a la mente la imagen misteriosa y enigmática de La Gioconda. Tenía los ojos fijos en el infinito, parecía que no respiraba, tenía una imagen de tristeza y al mismo tiempo había un atisbo de sonrisa, pero al mismo tiempo de serenidad. La serenidad era lo que me parecía más expresivo. Me sentí impresionado ante aquella imagen y reflexioné sobre los pensamientos que podrían estar pasando por aquella mente a la que súbitamente se le presenta un hecho doloroso que  afecta a un ser querido. Quizá fue efecto de la tensión que tenía al ver el desarrollo del partido lo que me sensibilizó ante aquella expresión que para mí será siempre como si saliera de un cuadro del Greco.
Ignoro quien es esa mujer con rasgos de dama enigmática de una pintura de un pintor clásico, pero tiene que sentirse orgullosa por saber que su amor, Pablito, ha reaccionado dándonos una lección como  vasco: con coraje, aunque con lágrimas. A ti,  desconocida Gioconda, mi  admiración por tu reacción espontánea entre digna y amorosa que has despertado mi respeto.
Pablo: tu lección como deportista y como persona es un estímulo para tener esperanza en el futuro de nuestro pueblo. ¡!Eutsi Goiari!!


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