LAS SUBIDAS DE PRECIO DE LOS SERVICIOS PUBLICOS E IMPUESTOS
En primero de Económicas se enseña que con los impuestos se pagan los servicios
públicos y que si los costos para generarlos crecen, hay que subir los
impuestos. Nos habíamos acostumbrado a esta dinámica porque el sistema
económico requiere una tasa moderada de inflación para mantener el crecimiento.
Por ello los precios de los servicios crecían a tasas equivalentes a las de la
inflación. Pero, merced a las políticas económicas introducidas para luchar
contra la crisis los salarios se han reducido, el paro ha crecido y los de las
materias primas y servicios han descendido drásticamente. Consecuencia de ello
es que llevamos en fase de deflación desde el inicio de la crisis. La deflación
supone un fenómeno que muestra un crecimiento negativo de la actividad económica y, en consecuencia, la demanda se restringe
porque la población no dispone de renta para comprar productos. Sin embargo, a lo largo de todos los años de crisis se han incrementado los precios de los servicios
públicos, a pesar de que los costes para su producción decrecen, con lo que el
cuento que justificaría las subidas se descubre y la población, que ve que su
renta disponible ha descendido por la política de recortes impuesta por las
administraciones, no se ajusta a las leyes de la economía que proclaman los
expertos. Ahora les falla ese argumento,
pues se ha reducido el coste de la sanidad, de la enseñanza y de los servicios
sociales básicos, pues los recortes los sufrimos todos, sin embargo, crecen los precios de los
servicios básicos y los impuestos que cubren niveles más bajos de calidad y a
menor población. Lo expuesto convierte en sofisma toda la filosofía en la que se sustenta el
sistema. El nuevo montaje que han creado los encantadores de serpientes es que
hay que reducir la deuda pública porque hemos vivido por encima de nuestras
posibilidades: recaudar más y gastar menos; así nos lo exigen en Europa y somos
un pueblo disciplinado y sumiso. También este plan tiene trampa, pues los
recortes en los servicios se han dedicado a salvar a la banca de la quiebra:
tuvimos que pedir 100.000 millones de € de rescate y avalar operaciones
financieras por valor de 170.000 millones. Con lo que los compromisos asumidos
ante el exterior para salvar a la banca exceden de los 230.000 millones. Así es
que la deuda exterior española supera ya el PIB. Con estos los falsos argumentos justifican la subida
de impuestos y los precios de los servicios públicos.
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